Una cuestión pendiente: El debate bioético en el inicio de la vida humana

Consejo Académico de Ética en Medicina de la Academia Nacional de Medicina

Seminario Virtual – 26 de agosto de 2021

Aborto: Más allá de la mirada ideológica

Una cuestión pendiente: El debate bioético en el inicio de la vida humana

Dra. Elena Passo

INTRODUCCIÓN

Luego de un intenso debate celebrado en el Congreso de la Nación, se sancionó el 30 de diciembre de 2020 la ley 27.610, que permite la realización del aborto en la República Argentina. La reglamentación de la misma, a través de la resolución 1535/2021, fue publicada en el Boletín Oficial el 27 de mayo de 2021.

En el momento de la sanción y ulterior reglamentación, nuestro país -según datos del Ministerio de Salud- poseía una tasa de natalidad, entendida ésta como la cantidad de hijos por mujer, que no alcanzaba al reemplazo poblacional. Recordamos que la cifra de reemplazo poblacional se alcanza con 2.1 hijos por mujer. En un país que ocupa el octavo lugar a nivel mundial en extensión, se pasó progresivamente de 2.32 en el año 2014 a 1.81 hijos por mujer en el año 2019.

Dentro de este contexto demográfico, al que se le sumaba una crisis social, puesta en evidencia en niveles históricos de pobreza, tuvo lugar un debate que tenía por fin dirimir la legalización del aborto en la Rep. Argentina.

Para sostener las dos posturas antagónicas presentes en el debate legislativo curiosamente las dos corrientes recurrieron a la Bioetica, ciencia trans disciplinar que busca el diálogo y la reflexión profunda entre diferentes saberes de la humanidad.

Plantearemos a continuación las dos posturas principales:

ARGUMENTACIÓN DE LA POSTURA A FAVOR DEL ABORTO: TERGIVERSACIÓN DE LA VERDAD

La argumentación “Bioetica” de los que estuvieron a favor de la legalización del aborto, se fundamentó en la utilización del Principio de Autonomía, de la Corriente Bioética del Principialismo. Se considera a la Autonomía, como el derecho a ejercer la libertad de acuerdo a la propia conciencia. Y en realidad, la autonomía ejercida por la mujer sobre su corporeidad, es un principio válido y por lo tanto a respetar, el problema es que tal autonomía, no tiene autoridad sobre el cuerpo del otro. En el momento que se inicia la concepción, se constituye una nueva realidad biológica, que a su vez también tiene derecho al ejercicio de su autonomía y es esa falta de coincidencia en el ejercicio de las autonomías individuales, lo que motiva el debate bioetico. Por ello, para argumentar que es bioetico el aborto, en función del ejercicio de la autonomía de la mujer, es necesario desconocer por completo la argumentación antropológica-filosófica de ¿qué es o quién es el otro en cuestión?.

Para argumentar en favor de la legalización del aborto se despoja a la Bioetica tanto de su herramienta básica -el sustento antropológico- filosófico-, como de su objetivo: la búsqueda de la verdad. Ésta es entendida como: aquello que es lo que es, independientemente de nuestra interpretación subjetiva.

Si no entendemos qué es el hombre, cuál es su esencia y cuáles son sus motivaciones, muy lejos estaremos de dar una respuesta a sus necesidades reales. Si por ejemplo, nos preguntásemos: cuales son las necesidades profundas de una mujer, que cursa un embarazo no deseado, seguramente la respuesta no sería la muerte del propio hijo. Es más, luego de la misma la mujer sobrevive quedando con mayor vulnerabilidad. De allí, que hay un error conceptual en considerar al embarazo como si fuera una enfermedad, al embrion humano como si fuera un enemigo a eliminar y al aborto como si fuera un problema de salud pública.

Tal como dijera el papa Francisco al recibir a los participantes del Congreso Internacional ¡Sí a la Vida! el 25 de mayo de 2019, el tema del aborto es sin duda “un problema humano”. Tan humano y tan simple, como decidir quién vive y quien no, en función de los deseos subjetivos y personales de otros. Tema recurrente por cierto si lo hay, a lo largo de la historia de la humanidad.

En la Rep. Argentina tal como aconteció en otros lugares el discurso estaba en marcha, pero su implementación se mostró aquí más radical que en otros países, por ejemplo al ser considerada la causal salud de la madre en su acepción más amplia, se permite la realización del aborto hasta prácticamente el final del embarazo.

En síntesis, desde la postura en favor de la legalización del aborto, se ha utilizado en forma errónea y discriminatoria el principio de autonomía, al no considerar la autonomía de las dos realidades biológicas presentes en el embarazo, que se pretende finalizar.

No se ha jerarquizado el principio de beneficencia – no maleficencia por sobre el de autonomía, ya que buscar el bien y evitar el mal, protegiendo las dos vidas, está por encima de la autonomía individual . Y por último diremos que tampoco

se ha considerado el principio de justicia, que es el que permite el acceso igualitario a un sistema de salud de calidad tanto para la madre como para el hijo. Desde esta postura el hijo no nacido solo tiene acceso a un sistema de salud que garantiza su muerte y una muerte precedida de crueldad.

En nuestro país, la agenda de legalización del aborto estaba impuesta y se tenía que lograr a cualquier costo, llegando incluso a que el análisis de los principios bioeticos, que debió haber sido racional, se viese empañado por un uso ideológico y de sustentación subjetiva.

Podemos concluir, que se han utilizado como herramientas para imponer la legalización del aborto en la Rep. Argentina: la manipulación de los principios bioéticos , la tergiversación de la verdad y por último la radicalización ideológica en la implementación del procedimiento.

ARGUMENTACIÓN DE LA POSTURA EN CONTRA DEL ABORTO: BÚSQUEDA DE LA VERDAD

El principio argumentativo que está en contra del aborto y por lo tanto de su legalización es el del respeto a la vida humana: respetar toda la vida y la vida de todos.

Nos preguntamos: ¿Por qué hay que respetar la vida humana?

Porque es la vida de una persona y toda persona tiene derecho a la vida.

Desde esta perspectiva, ¿cuál es el límite del accionar de la ciencia y de la medicina en prácticas que involucren embriones humanos?

El límite del accionar de la ciencia y de la medicina en la etapa de inicio de la vida humana estará determinado por el status moral del embrion humano.

Si podemos determinar cuál es su status moral o sea, aquello que en esencia lo define, podremos saber cómo tratarlo.

Y en ese sentido, nuestro esfuerzo radica en llegar a la verdad de: ¿Qué es o quien es el embrion humano?

Dicha verdad implica descubrir la esencia que define al ser humano, desde el inicio hasta el final de su existencia, ya que esa nota esencial, innata y constante, definirá éticamente todas las acciones médicas, que impliquen el tratamiento de los seres humanos, y por lo tanto, de los embriones humanos.

Análisis del status moral del Embrión Humano

El método triangular de la Bioética Personalista, que es aquella que se basa en el respeto de la persona, tiene tres pasos metodológicos que son aplicables al análisis del status moral del embrión:

1. Análisis científico objetivo

2. Análisis antropológico-filosófico

3. Consecuencias éticas para la praxis operativa.

1. Análisis científico objetivo

De acuerdo a la información aportada por la ciencia, no hay dudas en considerar que desde el momento mismo de la concepción, se origina una realidad biológica nueva e individual, dotada del patrimonio genético de la especie humana: el cigoto. El cigoto es una realidad unicelular totipotente, con capacidad natural de desarrollo en cuanto a organismo completo y los casos de gemelaridad en la fecundación natural, corresponden a la formación simultánea de dos cigotos. Este tema tiene implicancias en el planteamiento de los debates bioéticos, ya que hay quienes argumentan que por el carácter totipotencial del embrión temprano y la posibilidad de la gemelación, éste no constituye una realidad biológica individual hasta el día catorce, dando lugar en 1978 a la redacción del Informe Warnock, que permitió la desprotección jurídica de los embriones humanos, en los países con mayor desarrollo.

En síntesis, el cigoto es una realidad biológica individual, perteneciente a la especie homo sapiens en la fase de desarrollo unicelular, que expresa de forma autónoma, sus potencialidades de desarrollo, a través de un proceso orientado en el tiempo, continuo, gradual y coordinado.

2. Análisis antropológico-filosófico

El status moral del embrión humano debe basarse en criterios intrínsecos a su realidad. Teniendo presente el conocimiento aportado por la ciencia, se puede establecer que estamos en presencia de un ser individual que posee en sí, una teleología de desarrollo y que pertenece a la especie humana: homo sapiens.

Desde el aporte antropológico, estamos en presencia de un ser humano dotado de potencialidades: se es o no se es humano. Desde la perspectiva del ser, no existen estadios intermedios, es el mismo ser que se desarrolla en el tiempo y el espacio. La definición de ser humano es ontológica y no cronológica.

La afirmación de ser persona es de índole filosófica y se parte de esta consideración de la interpretación de la concepción de persona de tipo sustancial, referida a la misma naturaleza humana, con capacidad de expresión desde el inicio de la vida.

Desde el aporte de la filosofía se considera a la persona como una unidad sustancial (cuerpo y alma espiritual) de naturaleza racional, y desde esta perspectiva la unión del alma espiritual con el cuerpo ocurre en el momento de la constitución del mismo, es decir, en el instante de la concepción. No existen fundamentos que permitan establecer que el alma informa e individualiza al cuerpo en un período posterior, ya que el concepto de vida implica justamente la ausencia de disociación del cuerpo y el alma.

Se considera el alma – en referencia al ser – como el “acto primero”. Podemos pensar entonces, que en la realidad biológica inicial, en el origen mismo del ser humano ya se encuentra el alma espiritual, ese acto primero del ser, que lo individualiza por toda su existencia como persona.

Desde el punto de vista teológico, se considera que el alma espiritual de la persona, está hecha a imagen y semejanza del Creador, teniendo por lo tanto, una dignidad inherente por su origen y de fin, por su sentido de trascendencia.

En síntesis, la realidad del ser humano, desde la concepción hasta la muerte, presenta una “plena cualificación antropológica y ética”. Por lo tanto, al embrión humano no se le puede atribuir el poseer un cambio en la naturaleza, ni una gradación moral diferente al de todo ser humano, y por lo tanto persona humana, con la consiguiente dignidad inherente que esto implica.

3. Consecuencias éticas para la praxis operativa

Es necesario dejar en claro que, independientemente de la consideración que se tenga sobre la personalidad del embrión y basándonos en el dato objetivo de la realidad biológica, se puede afirmar que estamos en presencia de un ser que constituye una realidad individual y que forma parte de la especie humana, por consiguiente, tanto su vida como su integridad son bienes a tutelar.

Se puede hablar de diferentes estadios o fases del desarrollo humano pero no existen fases en la realidad ontológica y al tener el embrion humano una plena cualificacion ontologica, le corresponde el resguardo de su vida e integridad.

Nos planteamos al inicio la pregunta: ¿cuál es el límite del accionar de la ciencia y de la medicina, en la etapa de inicio de la vida humana?

En los embriones humanos, como en todo paciente, son lícitos desde el punto de vista moral, los procedimientos médicos, con fines terapéuticos o diagnósticos, con intención terapéutica, que impliquen técnicas médicas proporcionadas y que sean valorados por los padres o tutores, dentro del criterio de la ordinariedad, es más estos procedimientos son obligatorios, porque se trata de brindar asistencia médica a personas enfermas y en situación de particular fragilidad.

La investigación sobre el embrion humano, tiene la misma valoración moral, que la investigación sobre cualquier persona. El consentimiento de los padres, solo puede ser dado en aquellos casos, en que no se dispone de la vida, ni se pone en riesgo su integridad.

En cuanto al aborto provocado, desde la perspectiva del no nacido, es un acto desproporcionado y extraordinario, ya que provoca de forma intencional su muerte, siendo por lo tanto un procedimiento ilícito. En cierto sentido, se asemeja a la ilicitud del acto de la eutanasia, donde se busca intencionalmente la muerte del paciente, con la argumentación que es para mitigar el dolor, salvo que aquí se practica sobre una persona sana, indefensa y que ni siquiera tiene la capacidad para expresar su oposición.

REFLEXIÓN FINAL

Es difícil entender el empeño que existe en instalar la agenda del aborto a nivel mundial, si no se considera al aborto, como un método de control de la natalidad

Los recursos del planeta son limitados y los hemos utilizado de forma irresponsable. Por ejemplo, se piensa que para el año 2050 gran parte de la humanidad, sufrirá la escasez de un recurso finito e invaluable como es el agua potable. Visto desde una perspectiva reduccionista, donde el ser humano puede ser descartado, en función de sus circunstancias y ante la escasez de recursos, se tornaría imperativo implementar políticas públicas de control de la natalidad, sobre todo en los países en vías de desarrollo.

Para llevarlas a cabo, es necesario deshumanizar al niño no nacido y no deseado, transformándolo en una cosa, un algo que puede ser destruido y eliminado. No es un quien, es una cosa, por lo tanto carece de valor y el proceso de su eliminación debería ser realizado en forma rápida, sin riesgo y sin culpa. Y como si fuera poco, ahora es perfectamente “legal”.

El aborto provocado es un tema humano. No es un tema médico , porque el objetivo de la medicina no es la muerte del paciente, en este caso el no nacido. El objetivo de la medicina es curar, aliviar y en última instancia si esto no fuera posible, acompañar siempre al paciente.

No es un tema jurídico, porque es insostenible que existan leyes que permitan matar a una persona, encima a la más inocente de todas.

En cuanto a la salud pública, referida al área de la sexualidad humana, su fin es promover la educación, la prevención de los embarazos no deseados y permitir el acceso igualitario a una asistencia de calidad a todas las mujeres que cursan un embarazo. Es irracional proponer una política sanitaria que busque la muerte de una persona, ya que por la propia índole de la salud pública, su objetivo debería ser la búsqueda del bien común.

Por todo esto decimos, que siempre lo que está detrás de un aborto es un problema humano y por lo tanto, si es un problema humano, la respuesta tendría que estar dada desde nuestra humanidad.

¿Pensamos realmente que nuestra especie debería estar protegida?

¿Nos interesa salvaguardar lo que la hace única: el espíritu humano?

¿Qué acciones concretas ponemos en práctica para proteger a la humanidad?

Nos encontramos atravesando la pandemia del SARS-CoV2 19 y en medio de esta crisis mundial, hay un tema referido a la fertilidad humana, que prácticamente pasó desapercibido.

El receptor para la enzima convertidora de angiotensina II (ECA2) que permite el ingreso del virus del SARS-CoV2 19 se expresa no sólo en células epiteliales del pulmón, intestino, riñón, corazón y vasos sanguíneos, sino que también tiene una altísima expresión en células del sistema reproductor femenino y masculino, no existiendo aún, estudios a largo plazo sobre el impacto de la infección viral en la fertilidad humana.

Los tejidos placentarios carecen del ARNm necesario para sintetizar el receptor ECA2, pero si tienen receptores para CD147 que pueden ser utilizados como vías alternativas para el ingreso viral.

A nivel fetal humano el receptor ECA2 se expresa en células del corazón, hígado y en las células germinales primitivas, pero no en el riñón. En síntesis, tanto la transmisión vertical como la posible disfunción placentaria causadas por el SARS-CoV2 deberían investigarse.

Como vemos, los efectos a largo plazo sobre la reproducción humana son inciertos. Si hipotéticamente por esta infección viral u otra la fertilidad humana se viera afectada de un modo significativo y un embarazo pasara a ser algo excepcional, ¿cuál sería la argumentación de la posición que hoy se manifiesta en favor del aborto?

Para esa postura: ¿el embrión humano seguiría siendo considerado una cosa para descarte o pasaría a la categoría de un bien?

Ahora, ¿sería considerado una persona?

En cambio, la argumentación Bioetica en contra del aborto -basada en el respeto por la vida de la persona humana- no se modificaría en absoluto, porque parte de una base antropológica-filosófica, que prioriza el valor de la persona humana y por consiguiente de su dignidad. Desde esta mirada la verdad se presenta de forma nítida, despojada de subjetividad y constante en el tiempo.

Necesitamos un cambio de paradigma, ver las cosas desde la perspectiva de las notas esenciales que nos hacen seres humanos: inteligencia para buscar la verdad, voluntad para trabajar por la justicia y amor caritativo, especialmente por las personas más frágiles , entre ellas los niños por nacer.

Si hay algo que nos ha enseñado esta pandemia, es que todos somos vulnerables, que nadie se salva solo y que la vida humana es el bien primero y más preciado, por el cual tiene sentido comprometerse.

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