LOS MÉDICOS CATÓLICOS Y LA BIOÉTICA EN EL FUTURO DE LA EUROPA CONTEMPORÁNEA

Dr. José María Simón Castellví

Presidente

Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (F.I.A.M.C.)

Al evaluar el impacto y las posibilidades de trabajo futuro en Europa de los médicos católicos organizados, habría que tener en cuenta tres aspectos fundamentales.

1.- La Federación europea de médicos católicos (F.E.A.M.C.), al igual que la internacional F.I.A.M.C. poseen una característica que las diferencia de los demás grupos de la Iglesia. Generalmente, un fundador, un carisma o una devoción nacen en un lugar concreto y, por inspiración del Espíritu Santo, en una persona concreta. A partir de esta persona se producirá la expansión hacia otras tierras o a todo el mundo (carácter centrífugo). En el caso de nuestras Federaciones sucede al revés, centrípetamente. Diversas asociaciones nacen “como setas” a partir de León XIII (véanse los estudios del Dr. François Blin) y sienten la necesidad de reunirse, de trabajar y rezar en común, de federarse. Con el tiempo muchos de los médicos de las distintas asociaciones nacionales se conocen bien, se hacen amigos y, así, las grandes Federaciones no son vistas como una superestructura impuesta. De esta manera es también más fácil vivir la subsidiariedad económica. Hoy no sería posible que la F.I.A.M.C. financiara los múltiples proyectos apostólicos de las asociaciones miembros. Existe, eso sí, un nexo de unión, la caridad, ayudada por un portal Internet, congresos internacionales, algunas actividades conjuntas, el boletín “Decisions”.

2.-  El hecho de que nuestras asociaciones y federaciones tengan muchos años de historia nos permite ver cómo la Iglesia ha ayudado desde hace mucho a los médicos en los aspectos morales más delicados. Antes de que tuviera éxito de marketing la palabra “bioética” los médicos ya disponíamos de textos y de sistemas que nada tienen que envidiar a la misma. Pondré tres ejemplos de mi biblioteca:

a.- Elementos de moral médica. Tratado de las obligaciones del médico y del cirujano. Dr. Félix Janer. Barcelona. Imprenta de Joaquín Verdaguer. 1834.

b.- Moral principles and medical practice. The basis of medical jurisprudence. Rev. Charles Coppens, S.J.. Benziger Bros. Chicago. 1897.

c.- La ciencias médicas. Criterio católico. Diversos autores. Tipografía Perello. Barcelona. 1916.

Estos libros, y muchos otros, así como folletos, apuntes de clase, etc., no tienen nada que envidiar a los textos actuales de bioética. Su estructuración y su argumentación no sólo recogen Magisterio de la Iglesia sino que abundan los razonamientos filosóficos y científicos.

3.- Estudiar el pasado nos puede ayudar a construir el futuro (el Espíritu Santo y nosotros). Los católicos debemos dar testimonio y razones de nuestro pensamiento, a tiempo y a destiempo, con todos los recursos a nuestro alcance. Textos tan potentes como la encíclica “Fides et ratio” o gran parte del Magisterio de los Papas son de un nivel tal que incluso en una facultad secular pueden ser leídos y apreciados. La Carta para los Agentes Sanitarios (del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud) es un texto muy bello y bien argumentado que jamás nos debe avergonzar ante nadie.

Aunque parezca algo extraño, incluso estando entre médicos católicos, nuestra ética es una ética trinitaria, una ética de la gracia, una ética de la Madre, una ética del mundo, entendido éste como salido bueno de las manos de Dios. También, una ética de los derechos humanos y de los derechos de la Creación y del mismo Dios.

Los médicos católicos haríamos bien en seguir los siguientes principios:

a.- Hacer el bien (en caso de duda, se pueden consultar los Mandamientos, el Catecismo o a algún colega sabio y prudente).

b.- Evitar el mal (con la ayuda de nuestra voluntad, de los colegas, de la oración y de los sacramentos). No dialogar con el mal o con el diablo.

c.- Nunca hacer un bien a través de un mal. Entonces este supuesto bien sería un mal propiamente.

d.- Minimizar los efectos secundarios de nuestras acciones (esto los médicos lo sabemos muy bien ya que es parte de nuestra profesión)

e.- Tributar siempre un homenaje a la verdad.

f.- Pensar siempre que el ser humano es biológico, psicológico, familiar, social y espiritual. Se debe siempre tratar la unidad del ser humano teniendo en cuenta estas facetas. Somos biología pero no biologismo. Somos psicología pero no psicologismo. Formamos parte de una familia natural o extendida que también tiene sus derechos. Sin ser socialistas, formamos parte de una sociedad a la que hemos de aportar algo pero que no nos puede quitar lo esencial. Somos espíritu pero no somos espiritualistas. Al final de nuestra vidas terrenas quedará para siempre el bien que hayamos hecho y el mal transformado que nos haya sido perdonado.

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