“El suicidio asistido por un médico altera, fundamentalmente, el papel del médico en la sociedad”

EUTHANASIA

Shutterstock-ChaichaComparte 295 Jaime Septién | Feb 27, 2019

El testimonio de una doctora Marie-Alberte Boursiquot

La llamada Ley de Opciones para el Fin de la Vida ha sido traída y llevada múltiples ocasiones en el Estado de Maryland (Estados Unidos). En este debate sobre el suicidio asistido que se lleva a cabo en la Asamblea General de Maryland (en Annapolis), pocas veces se ha escuchado el testimonio de una voz tan opuesta y autorizada como la de la doctora Marie-Alberte Boursiquot.

Boursiquot, internista certificada por la junta y miembro del Colegio Americano de Médicos, ha sido médico practicante en el Estado de Maryland por más de veinte años, y fue presidenta de la Asociación Médica Católica entre 2016 y 2017.

“La medicina es una profesión noble”, dijo Boursiquot en su testimonio, que compartió con The Catholic Review, la publicación de la arquidiócesis de Baltimore. Y añadió: “El suicidio asistido por un médico altera, fundamentalmente, el papel del médico en la sociedad”.

Deberes de un médico

En su exposición la doctora Boursiquot recordó que entre los deberes que los médicos tienen con sus pacientes están el actuar en el mejor interés del paciente; evitar o minimizar el daño; respetar la autonomía del paciente y promover la equidad y la justicia social.

Más adelante, durante su exposición en la Asamblea General de Maryland, señaló que los profesionales de la medicina deben proteger la relación entre un médico y un paciente, y proteger a los más vulnerables de la sociedad, incluidos los niños, los enfermos, los ancianos, los discapacitados y los pobres.

“Meditar la muerte no aborda las necesidades de los pacientes moribundos y sus familias”, dijo Boursiquot, una feligrés de la Basílica de Baltimore. “El suicidio asistido por un médico no es atención médica. Los médicos están comprometidos a preservar la vida, no a tomar (por sí mismos) las vidas de otros”.

Boursiquot notó algunas de las fallas fundamentales del proyecto de ley, incluida la falta de consideración por la depresión, intentos fallidos y el determinar si un paciente está siendo coaccionado o no.

“Hay aquellos en la comunidad médica que ya han decidido o están considerando tomar una postura neutral sobre este tema” del suicidio asistido por un médico, dijo Boursiquot. Y recalcó una frase del sobreviviente del Holocausto Elie Wiesel: ‘Siempre toma partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al atormentador, nunca al atormentado.’”

“Te invito a elegir el lado que respete la dignidad de los seres humanos al permitirles morir naturalmente”, terminó diciendo la doctora Boursiquot.

Reivindicar derechos, ir más lejos

La Conferencia Católica de Maryland (MCC) se opone al proyecto de ley, que se presentó el 30 de enero y está patrocinada por el delegado Shane Pendergrass, un demócrata del Condado de Howard, con casi 50
co-patrocinadores.

“Nuestro Estado ha rechazado repetidamente la agenda de este grupo y por una buena razón: el suicidio asistido amenaza a los más vulnerables de Maryland, poniendo en riesgo grave a las personas con discapacidades, a los ancianos, a nuestros veteranos ya los que luchan contra la adicción a los opiáceos”, dijo Jennifer Briemann, directora de MCC.

En un comunicado de prensa Briemann señaló: “Como católicos, nos mantenemos firmes con nuestros socios en todo el Estado para oponernos firmemente a esta propuesta”.

Briemann pidió al Comité de Veteranos de Maryland que los apoyara contra el suicidio asistido por un médico. Recientemente, dijo Briemann, el Comité anunció que los problemas de salud mental y la prevención del suicidio estaban entre sus principales prioridades para los veteranos.

“Es imposible legislar las garantías adecuadas para proteger a Maryland de los peligros del suicidio asistido por un médico legalizado”, dijo Briemann. En otras palabras, es imposible garantizar el derecho a una muerte digna de quienes son los más vulnerables de la entidad estadounidense.

Después de todo, como ha escrito Robert Redeker en su libro *Bienaventurada Vejez*, “la eutanasia se desarrolla en un contexto de deshumanización que vuelve irrisorias las salvaguardas con que la quieren acompañar; pues su lógica es la del mundo moderno: reivindicar cada vez más derechos, ir cada vez más lejos”.

Con información de The Catholic Review (Baltimore)