LA DIVINA MISERICORDIA
La puerta está siempre abierta, pero hace falta que entremos El entrar es reconocer y dolernos de nuestros pecados, es el arrepentimiento con propósito de no pecar más. Quienes venden, como en un supermercado, una misericordia-ídolo, una misericordia automática, que no requiere nada del pecador,


