Yo he visto a Ratzinger cruzar de noche la Plaza de San Pedro, sólo, de negro, con una cartera en la mano.
Dr. J.Mª. Simón Castellví

Impresionaba

Todos los oficios del mundo son dignos en sí mismos. Hay excepciones, claro, como ejercer de narco, de matón a sueldo, etc. Pero hay oficios que por su propia naturaleza son más relevantes que otros. El presidente norteamericano tiene más visibilidad y responsabilidad que cualquier sabio premio Nobel. Es natural y no se puede evitar lo que es por la fuerza de los hechos.

Sin embargo, ser Papa hoy es una carga enorme, quizá la mayor del planeta. Algo de esto se intuyó en el funeral por Juan Pablo II. Ahí estaban todos los grandes de la Tierra. Con la excepción de China, aunque estuvo Formosa, que también es China. Supongo que a las autoridades del país amarillo les acongojaba que el Papa polaco pudiera desmantelarles el invento después de muerto, igual que hizo en vida con el muro de Berlín. Impresionaba ver a tres presidentes estadounidenses arrodillados ante el Papa muerto. Y porque el protocolo no permitía más. Carter fue más tarde.

Y se sabrá toda la verdad En aquella plaza bellísima de la Roma eterna se hallaba la alianza de civilizaciones que tanto pregona Zapatero. Católicos y protestantes, musulmanes y judíos, creyentes e increyentes. Todos se hablaban, se sonreían y se daban la paz gracias a la mediación de un gigante de la Historia de la humanidad.

Ahora hay un nuevo Papa. Y no porque el Sol salga todos los días hay que estar menos contentos de que salga y dé calor y nos ponga morenos. Era de esperar pero pasó. Después del invierno de la muerte viene la primavera de la vida. Se trata de un alemán robusto de intelecto, de gesto bondadoso y con unas tablas que todos hemos podido comprobar por televisión estos últimos días. En este sentido, demasiados medios de comunicación nos han vendido –vendido porque ellos cobran de una manera u otra– durante demasiado tiempo un producto adulterado: ¡Ratzinger es mucho mejor de cómo nos lo pintaban! Algo tendrían que decir las organizaciones de consumidores, los defensores de los lectores, los garantes de la Constitución que dice que la información debe ser veraz…

… y Dios dispone Yo he visto a este hombre cruzar de noche, de negro, solo, con una cartera de mano, la plaza de San Pedro. No le dije nada porque mi carácter catalán me impide abordar a los famosos para preguntarles si son quienes parecen o para hacerme una foto con ellos. Él es un varón humilde, fiel y trabajador que ahora es el apoderado de un colgado en la cruz. Este es el misterio y la grandeza de la institución decana de todas las instituciones. No creo que muchos le envidien un cargo que pesa más que todos los cargos. Un diez para el discurso del premier laborista alemán sobre Benedicto XVI. Un cerito para los diputados españoles que se llevaron las manos a la cabeza al conocer el nombre del elegido.

Me embarga una honda gratitud hacia este hombre que quería retirarse a Alemania a estudiar y rezar pero que sin embargo ha aceptado el más difícil oficio del mundo.