Dr. Jose María simón. Presidente Comité Organizador Local de 22º Congreso Mundial de FIAMC

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Il progresso della scienza risolve problemi morali

di José María Simón Castellví*

BARCELLONA, martedì, 5 luglio 2011 (ZENIT.org).- Si sente spesso dire che il progresso della scienza porta nuovi problemi e incertezze morali. Non nego la validità di questa affermazione, ma dovremmo anche concentrarci su quei problemi che si risolvono semplicemente perché la scienza e la tecnica progrediscono. E dichiaro fermamente che è Dio stesso ad accompagnare i loro progressi.

In tempi precedenti ai farmaci contro la tubercolosi si poteva discutere, ad esempio, chiedendosi se tagliare a una persona quasi la metà inferiore del corpo, eliminando i fianchi e tutte e due le gambe nel caso di una grave tubercolosi pelvica, fosse un accanimento terapeutico, ma oggi il dibattito non esiste più grazie ai progressi farmaceutici. Il problema è svanito. E sono convinto che Dio e sua Madre non abbiano trascurato le suppliche di tante generazioni di malati di tubercolosi. Pensiamo che moltissimi miracoli di Lourdes sono guarigioni di persone affette da questa malattia in tempi in cui la medicina poteva fare molto poco al riguardo.

Tutti i colleghi ostetrici cattolici e altri non cattolici che conosco per via del mio incarico nella FIAMC, che ritengo autentici eroi moderni in un mondo al quale piacciono le cose facili, mi dicono che l’aborto provocato per salvare la vita della madre non esiste. Quel dilemma di una volta del “salvare la vita della madre o quella del figlio” semplicemente non esiste. Oggi è possibile salvare la vita di entrambi. Ci sono sicuramente gravidanze e parti difficili o a rischio, ma l’ostetricia moderna non ha mai bisogno di provocare un aborto per salvare una madre. Rispetto a quella antica, i colleghi più anziani mi dicono che a volte c’è stata la tentazione, ma che hanno sempre risolto i casi in modo favorevole alla vita. Ciò che è imperdonabile al giorno d’oggi, soprattutto nelle zone povere dell’Africa, è la mancanza di assistenza sanitaria a molte madri e il deficit endemico di ostetriche e levatrici. Penso che ci venga richiesto qualcosa di più rispetto a quanto stiamo facendo ora per aiutare.

Quanto alla prevenzione dell’Hiv/Aids, oggi una madre che ne è affetta può dare alla luce un bambino perfettamente sano, sempre che la gravidanza e il parto vengano assistiti in modo adeguato. Per quanto riguarda i malati di Aids, penso che presto scompariranno problemi che ora ci angosciano e sono sempre alla ribalta nei mezzi di comunicazione. Forse con l’ingerimento di qualche farmaco con pochi effetti secondari gli sposi potranno continuare ad avere rapporti sessuali in modo sicuro e senza pensare al preservativo. Questo pezzo di plastica è stato criticato perché chiude la relazione alla fertilità, ma potrebbe anche essere criticato per il fatto di essere una barriera all’unione carnale degli sposi.

Oltre ad essere classificato tra i mezzi che rappresentano una barriera, il che è già una prova eloquente di separazione, molti di coloro che lo fabbricano aggiungono lo slogan commerciale “molto sensibile”, il che vuol dire che molti o tutti diminuiscono la sensibilità di quanti lo usano.

Molte persone soffrono e si ammalano. E’ un mistero. Noi medici siamo qui per aiutarle. Fino a un certo punto siamo le dita di Dio, ma Dio non permette tutto. La Medicina – arte, scienza e tecnica – avanza e ci vengono risparmiate molte sofferenze. Non è sorprendente che quasi nello stesso tempo in cui è comparsa la pillola anticoncezionale si sia imparato a conoscere con certezza i ritmi fertili della donna e i metodi naturali di regolamentazione della fertilità? Non è possibile attribuire al caso o alla legge della gravità il potente impulso dello sviluppo. I progressi sono troppo sofisticati per essere casuali.

Esiste anche la morte, che arriva per tutti. Sembra che sia la cosa migliore per l’essere umano attuale: dopo un periodo di vita in questo mondo, l’anima si separa dal corpo in attesa della nuova vita. Anche rispetto alla morte, in quasi tutto il pianeta ci è dato di vivere più tempo grazie ai progressi sociali e scientifici. In fondo, la nostra vita qui non è altro che un esame che dobbiamo superare!

P.S.: Un piccolo esempio della tecnica come risoluzione di problemi morali lo troviamo in uno strumento che, attraverso una piccola carica elettrica, ottiene seme maschile senza necessità di masturbazione. In questo modo si supera la discussione se l’ottenimento di seme per studi sulla fertilità sia o no vera masturbazione.
* José María Simón Castellví è Presidente della Federazione Internazionale di Associazioni Mediche Cattoliche (FIAMC), www.fiamc.org.

[Traduzione dallo spagnolo di Roberta Sciamplicotti]

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El progreso de la ciencia resuelve problemas morales

Por José María Simón Castellví*

BARCELONA, lunes 4 de julio de 2011 (ZENIT.org).- A menudo oímos decir que el avance de la ciencia nos trae nuevos problemas e incertidumbres morales. No niego la validez de esta afirmación. Sin embargo, también debiéramos fijarnos en aquellos problemas que se resuelven simple y llanamente porque la ciencia y la técnica avanzan. Y presiento vivamente que es Dios mismo el que acompaña el avance de las mismas.

En los tiempos anteriores a los fármacos antituberculosos se podía discutir, por ejemplo, si cortar a una persona casi por la mitad inferior, eliminando las caderas y ambas piernas en el caso de una grave tuberculosis pélvica se trataba de un encarnizamiento terapéutico. Es decir, un tratamiento abusivo para el fin esperado en el paciente. Pero hoy el debate no existe gracias a la farmacopea. El problema se ha disuelto. Y presiento vivamente que Dios mismo y su Madre no han desoído las súplicas de tantas generaciones de tuberculosos. Pensemos que muchísimos milagros de Lourdes son curaciones de tuberculosis en tiempos en que la Medicina podía hacer muy poco.

Todos los colegas obstetras católicos y otros no católicos que conozco por mi cargo en la FIAMC, a los que considero como auténticos héroes modernos en un mundo al que le gusta lo fácil, me dicen que el aborto provocado para salvar la vida de la madre no existe. Aquel dilema de antaño de “salvar la vida de la madre o la del hijo” simple y llanamente no existe. Hoy se puede salvar la vida de ambos. Es cierto que hay embarazos y partos difíciles o de riesgo. Pero la obstetricia moderna no necesita nunca provocar el aborto para salvar a ninguna madre. Respecto a la antigua, los colegas más mayores me dicen que a veces hubo la tentación, pero que siempre resolvieron los casos de manera favorable a la vida. Lo que es imperdonable hoy en día, especialmente en zonas pobres de África, es la falta de atención sanitaria a muchas madres y el déficit endémico de obstetras y comadronas. Y presiento que Él nos pide hacer algo más de lo que estamos haciendo para ayudar.

En cuanto a la prevención del HIV-sida, hoy una madre infectada puede dar a luz a un niño perfectamente sano siempre que se trate el embarazo y parto de una manera adecuada. Y presiento que pronto desaparecerán también, respecto a los afectados por Sida, problemas que ahora parecen agobiarnos y están siempre en los medios de comunicación. Quizá con la ingesta de algún fármaco de pocos efectos secundarios los esposos puedan seguir manteniendo relaciones sexuales de manera segura y sin pensar en el preservativo. Este plástico ha sido criticado por cerrar la relación a la fertilidad, pero también podría criticarse por ser una barrera a la unión carnal de los esposos. Además de estar clasificado entre los medios de barrera, lo cual ya es una elocuente prueba de separación, muchos fabricantes añaden el rótulo comercial de “muy sensible”, lo que está diciendo que muchos o todos disminuyen la sensibilidad de los que los utilizan.

Muchas personas sufren y enferman. Ello es un misterio. Los médicos estamos ahí para ayudarles. Hasta cierto punto somos los dedos de Dios. Pero Dios no lo permite todo. La Medicina – arte, ciencia y técnica – avanza y se nos ahorran muchos sufrimientos. ¿No es sorprendente que casi al mismo tiempo que apareció la píldora anticonceptiva se aprendió a conocer certeramente los ritmos fértiles de la mujer y los métodos naturales de regulación de la fertilidad? No es posible atribuir al azar o a la ley de la gravedad el poderoso empuje del desarrollo. Los avances son demasiado sofisticados para ser casuales.

También existe la muerte, que a todos llega. Parece que es lo mejor para el ser humano actual: después de un tiempo de vida en este mundo, el alma se desprende del cuerpo en espera de la nueva vida mientras que el cuerpo se estropea en espera de su restauración junto con ella en un futuro. Y también respecto a la muerte, en casi todo el planeta, se nos es dado vivir más tiempo gracias a los avances sociales y científicos. Alguien está siempre pendiente de cuidar a los que se ha dado a sí mismo y redimido. Los rastros, las semillas de su Sabiduría se pueden seguir a través de la Historia de la Medicina. Y sus silencios, que los hay pero siempre terminan siendo intermitentes, son peticiones de confianza y de entrega a nosotros. ¡Al fin y al cabo nuestra vida aquí no deja de ser un examen que tenemos que aprobar!

PS: Un pequeño ejemplo de la técnica como resolución de problemas morales lo tenemos en un pequeño instrumento que, mediante una pequeña carga eléctrica, obtiene semen del varón sin necesidad de masturbación. Así se supera de raíz la discusión de si la obtención de semen para estudios de fertilidad es o no es verdadera masturbación.

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José María Simón Castellví es Presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), www.fiamc.org.

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